Ni montes, ni vetas, ni pasos, ni copas, ni fuerza, ni celos, ni entradas, ni estrenos: yo solo soy tú.

Ni aplausos, ni dioses, ni diosas, ni Dios: yo todo por ti. Yo ya nada quiero, yo ya nada soy, yo ya no soy yo: soy fuerza de ti, soy fuerza por ti, soy fuerza hacia ti, soy fuerza y un nos y un tú completo: nada queda en mí que no viva en ti, nada queda en mí que no beba en ti, nada queda en mí que no moje en ti, que no estalle en ti, nada hay ya de mí que no sea nuestro, nada hay ya de mí que no incendie el cielo, nada queda en mí que no queme en ti.

Hoy no tengo verbo, hoy no tengo verso, hoy no tengo reino: todo ello es por ti, todo ello es de ti, todo nace en ti, todo pongo y tengo y cultivo y como y riego de boca y riego de estruendo callado y furioso y ansioso de ti, todo viene a ti, todo anida en ti, todo grita en ti, todo calma en ti, todo llama a ti, todo es tren y voz y tacto y andar juntos y desnudos y el amor a gritos y la casa a solas y en ella tú y yo quemando la casa, y todo es ya agua, y todo es ya vida y humedad y fuego, y todo es ya tú, y yo que me encuentro y que me reencuentro y que me hago muerte y que me hago norte y que me hago nada y que me hago amor y fulmino el aire y fulmino el viento: yo no tengo cuerpo ni sueño ni mente ni palabra viva ni poso de Dios: Dios se llama tú, calla como tú, habla como tú, llora como tú, besa y muerde y gime y se angustia y ríe y me busca y come como lo haces tú: Dios se llama tú, no hay nada imposible, no hay muerte ni vida ni luz ni lo oscuro ni el ya ni el mañana ni el ayer olvido ni el presente siento ni el futuro nuestro: Dios se llama tú: nada hay en el mundo ni es nada ya vida que no seas tú: tú la bienvenida, tú mi trazo firme, tú mi casa y piel, y mi boca tú y mi sed la tuya y mi amor sin freno y mi todo darlo y mi no pensar y nunca más jamás querer pensar: te prefiero a ti: no hay ya ni ha de haber más Dios ni más vida: te prefiero a ti, nada hay ya de mí que no seas tú, tu nombre, Natalia, es cuanto yo soy.