domingo, 27 de febrero de 2011

Yo sé que si la confianza es absoluta ya nada es necesario, tal es mi religión, tal mi descanso.

Yo sé que si la confianza es absoluta vengan vientos, tormentas, malentendidos versos y canciones de amor hechas de pena, sé yo que si la confianza es absoluta ya nada es necesario, que ya no he de correr ni buscar ni llorar ni andar en viento el alma, en agua el cuerpo:

tengo yo para mí que nada es necesario, que andaré fijo y vivo de estación en abismo y de abismo en cantar y de cantar en río y de río en misión y de misión en cielo: ya nada es necesario:

estás en casa, han brotado de ti y de tu sonrisa y de tu estar callado las palabras y el tren y el edificio de amarse del amor que quema y grita, el edificio vivo del todo es necesario pues nada es necesario:

yo sé que en mí la confianza reina, la confianza llama, la confianza sueña, sé que tengo en las manos la verdad, y en el pecho y abajo incomprensible un abismo de llanto que he de verter en ti: ya nada es necesario.